lunes, 11 de mayo de 2009

APARATO PSÍQUICO:

Nociones básicas de la Teoría Freudiana extraídas de las conferencias de Freud en la Clark University en los EE.UU.

I
En esta conferencia, Freud comienza presentando el caso de Anna, una mujer estudiada por un doctor llamado Breuer. Esta mujer tenía una sintomatología grave que fue llamada histeria. La misma presentaba fuertes síntomas extraños en el cuadro psicológico, que parecían no ser patologías de causas orgánicas. Sin embargo, se discernía que esto pueda provocar un peligro mortal y se consideró probable una posible recuperación.
Por esto, Breuer comenzó a tratar el caso al principio, sin saber como abordar esa patología que se presentaba. En este procedimiento, en ciertas ocasiones notó que en uno de sus estados sintomatológicos la enferma solía murmurar ciertas palabras de las que se podían deducir nexos en los que se ocupase su pensamiento.
Estas palabras que a través de las sesiones tenían lugar, daban a la paciente una suerte de bienestar luego de ser pronunciadas y al trabajar mediante la liberación de esas fantasías psíquicas se fue descubriendo que esto tenía el poder de obtener algo más que una eliminación de perturbaciones anímicas.
Esta paciente, que en uno de sus síntomas presentaba un rechazo severo a tomar agua produciéndose así graves problemas, reveló en un estado hipnótico que había existido un trauma en la situación previa a la muerte de su padre, en la cual ella, que se encontraban otorgándole los cuidados por su enfermedad, vio que el perro de la dama de compañía (que no amaba) había tomado agua de un vaso. A ella le había repugnado y enojado mucho esta circunstancia y para no generar discordia en la frágil situación de su padre absorbió la situación atascando su emoción.
Cuando esto fue internalizado por Anna, y pudo expresar todas estas emociones sin inhibiciones, es cuando ella pudo solucionar ese síntoma patógeno.
De este modo, Breuer pasó a investigar la patogénesis de los síntomas como posible herramienta de trabajo en dichas patologías.
Diversos traumas que Anna poseía se veían determinados por las escenas vividas en distintas situaciones en la época donde proporcionaba cuidados a su padre después fallecido, y cuyos restos quedaban.
De esta forma, cuando los traumas se trataban revelando los recuerdos patógenos, por medio de reproducir estos momentos traumáticos a la paciente, ella podía trabajarlos y procesarlos nuevamente. Se encontró que era esto lo que hacía que los síntomas desparecieran.
Freud comenta en su conferencia que cuando comenzó a aplicar el método de indagación y tratamiento de Breuer tuvo resultados que coincidían con los de este investigador citado, lo que lo lleva a afirmar en dicha conferencia lo siguiente:
"Nuestros enfermos de histeria padecen de reminiscencias. Sus síntomas son restos y símbolos (...) de ciertas vivencias traumáticas".
También comenta que los procesos afectivos tienen un rango principal en torno a la histeria. Esta enfermedad mostraba múltiples condiciones anímicas (estados de ausencia, confusión y alteración del carácter) junto a su estado normal. Pero este último no sabía nada de aquellas escenas patógenas ni de su conexión con sus síntomas, las había olvidado (había cancelado sus recuerdos).
Es en este momento cuando se comienza a hablar de consciente e inconciente como estados anímicos, cuando es dada una escisión de la personalidad.
Es en el inconciente donde se encuentran los recuerdos comúnmente inaccesibles aunque latentes.
Ciertos mecanismos de esta parte del aparato psíquico son los que no permiten que se tenga un contacto directo con algunos recuerdos.
De los estados anímicos que no ofrecen las condiciones para un decurso normal de los procesos exitatorios nace un insólito producto, el síntoma.
Dice Freud: "Donde existe un síntoma, se encuentra también una amnesia, una laguna del recuerdo; y el llenado de esa laguna conlleva la cancelación de las condiciones generadoras del síntoma."

II
Mas tarde del trabajo de Breuer, por medio de investigaciones se obtuvo que los recuerdos olvidados, definitivamente no estaban perdidos. Se encontraban en posesión del enfermo y eran posibles de aflorar, mas ciertas fuerzas se oponían a esta acción.
Esto dio lugar a la idea de resistencia como proceso psicológico.
Cancelar estas resistencias se concibe a partir de esto como lo necesario para el reestablecimiento y la curación. Freud llama represión (esfuerzo de desalojo) a ese proceso de resistencia.
Comenta que en todas las situaciones patógenas había estado en juego una moción del deseo, que se encontraba en aguda oposición a los demás deseos de esa persona, lo que era inconciliable con las exigencias éticas y estéticas de la personalidad. Había sobrevenido un conflicto, una lucha interna. La inconciabilidad de esa representación con el yo del enfermo era el motivo de la represión, y las fuerzas represoras eran reclamos éticos y otros, del individuo. Esto probaba el papel del yo como dispositivo protector de los estados anímicos de la personalidad.
Freud da a conocer los roles de cada uno de los componentes psíquicos que tienen lugar en este tipo de situaciones patógenas y la dinámica que presentan.
Sobre esto, se reconoce que hay veces en las que no son suficientes los mecanismos psicológicos para confrontar ciertas situaciones que se vivencian, para salir airosos.
El psicoanálisis de esta forma, se torna un metodo de tratamiento adecuado al fin de llevar al conflicto y a la neurosis a un feliz término.
Son las supremas operaciones espirituales del ser humano las que logran ayudar a obtener un gobierno consciente de los deseos y de sí mismo.

III
El orador dice que en los enfermos bajo tratamiento ejercían su acción eficaz dos fuerzas encontradas, por una parte, su afán conciente de traer a la conciencia lo olvidado presente en su inconciente, y, por la otra, la consabida resistencia que se revolvía contra ese devenir-conciente de lo reprimido o de sus retoños. Si la resistencia era igual a cero o muy pequeña, lo olvidado devenía conciente sin desfiguración, cabía entonces suponer que la desfiguración de lo buscado resultaría tanto mayor cuanto mas grande fuera la resistencia a su devenir conciente.
Se presentaban entonces, ocurrencias arbitrarias y artificiales, desfiguradoras de recuerdos inconcientes
Y dice: "La ocurrencia tenía que comportarse respecto del elemento reprimido como una alusión, como una figuración de él en discurso indirecto.
Una situación análoga es el chiste."
"Dejemos entonces al enfermo decir lo que quiere, y nos atenemos a la premisa de que no puede ocurrírsele otra cosa que lo que de manera indirecta dependa del complejo buscado. Si este camino para descubrir lo reprimido les parece demasiado fatigoso, puedo al menos asegurarles que es el único transitable". Este era la terapia o el método que él proponía.
Incluso cuando sobrevengan pensamientos y actitudes sin ordenamiento, enlace, y coherencia, se puede llegar al fondo inconciente de lo buscado. Es esto el experimento de la asociación. Otra vía para el conocimiento del inconciente es la interpretación de los sueños. "Nuestras producciones oníricas nocturnas por una parte muestran la máxima semejanza externa y parentesco interno con las creaciones de la enfermedad mental, y por la otra, son conciliables con la salud plena de la vida despierta."
Incluso en los sueños, el yo como dispositivo protector, disfraza los significados y los obliga a tomar un disfraz encubridor. El rechazo y desprecio consciente de las producciones oníricas, es la resistencia y represión al devenir de lo inconciente.
Otra forma de acceso al inconciente son los actos fallidos.

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